Huracan tuvo que esperar diez años para volver ganar un clásico en Parque Patricios y más de 38 para golear a los gauchos de Boedo. Fue justamente con gol de Brindisi, el actual técnico quemero.
El partido empezó con el Globo temeroso. Esperaba atrás con cuatro defensores. Marcaba en linea y arriesgaba al offside. San Lorenzo tranquilo, con su último defensor parado en mitad de cancha, controlaba la pelota. Con Romagnoli como conductor movía la pelota y rompía por las bandas, mayormente con la velocidad de Rivero. Sin embargo la imprecisión en el último toque estuvo al orden del día todo el partido. La estrategia de Huracan era presionar al cinco del ciclón, robarle la pelota y contragolpear.
Los primeros 15 minutos mostraban un Huracan endeble y con el gol cuervo al caer. Ante esto Brindisi cambió la estrategia. Paró cinco defensores y mandó a su único delantero, Botaro, a jugar de once a las espaldas de Rivero y sobre Aguirre. San Lorenzo dejó de tener profundidad. No insitió más por las bandas y solo chocaba con los centrales rivales. Huracan se animo y luego de una jugada preparada Quintana marcó el primer gol.
San Lorenzo se desconcentró unos minutos pero siguió insisitiendo como al comienzo. Tocaba y abría la cancha pero eran evidentes los nervios que generaron el gol. Aureliano repetía pelotazos a Balsas y Menseguez. Todos tiros sin sentido ni buen destino. Huracan, con animos en alza, complicaba con Botaro por izquierda y Montiglio asociado a Battaglia por derecha. Ramón también cambió. Aguirre paso de central y Meza jugo mano a mano con Botaro, para que Rivero pueda seguir volcado al ataque, mientras que entre Benitez y Botinelli defendían el ataque quemero por derecha.
Con el pasar de los minutos la defensa de Huracan había tomado confianza y logrado solidez. Cuando quitaban la pelota no temían sacudirla hacía donde fuera. Mientras que San Lorenzo se esforzaba en jugar, aunque solo Romagnoli lo hacía con claridad. Aún así se notaba la falta de un socio.
El segundo tiempo comenzó como termino el primero. Rivero rompía por derecha pero otra vez sin precisión en el último pase. Aunque algo incomodaban a Monzon de buenas respuestas.
Enseguida Huracan pondría el 2-0. Luego de un tiro libre Quiroga, que se había separado de su marcador Benitez, enganchó de bolea una pelota que quedó bollando en el area.
Ramon Díaz dispone la entrada del delantero Rovira, pero el cambió no sería por un defensor, como Benitez que ya sobraba desde el 1-0, sino por el lungo uruguayo Balsas.
EL ciclón siguió chocando y Huracan contraatacando. En una jugada en la que Meza pierde la pelota con Nieto y se rompe la rodilla (luego se sabría que tuvo rotura de ligamentos), el delantero quemero se escapa y encara a Aguirre que le comete penal.
Migliore le atajó el tiro al uruguayo Diego Rodriguez. Pero el juez de linea lo invalidó por el leve adelantamiento del guardameta. En la repetición Rodriguez no fallaría. Fuerte, a rastrón, al medio.
El partido continuó de la misma forma. Solo Romagnoli creaba y los defensores de Huracan se dedicaban a revolear la pelota los más lejos posible de su arco.
Ganó el que menos buscó. Ganó el que más actitud tuvo. Pero en cuanto nivel de fútbol no gano nadie.
Ganó el que menos buscó. Ganó el que más actitud tuvo. Pero en cuanto nivel de fútbol no gano nadie.
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